jueves, 18 de agosto de 2011

MUSICA / Breve historia de la música culta/docta occidental

Como otras tradiciones (China, India, mundo árabe musulmán), la europea no tardó en desarrollar un arte musical "culto", independeinte del repertorio folclórico. Este arte se distingue por dos particularidades básicas: una escritura polifónica y un sistema de notación elaborado. La polifonía y la notación, desarrolladas conjuntamente a partir del siglo IX, contribuyeron a la expansión de un arte elevado y singular, en constante evolución. Al conferirle a la notación en verdadero valor de referencia, la música occidental contribuyó al surgimiento de la noción de obra (considerada como un microcosmos autónomo) e introdujo una distinción fundamental entre compositor e intérprete, categorías éstas que completaron su caracterización.

La Edad Media
Guillaume de Machaut

El canto gregoriano, aporte básico de la alta Edad Media, es el fundamento histórico de toda la tradición culta occidental. Establecido entre los siglos VI y VIII como repertorio oficial del canto litúrgico de la iglesia latina, sirvió de base a la revolución que habrái de construir, a partir del siglo IX, el desarrollo de la polifonía. Obra de los chantres, la polifonía era, en sus inicios, la superposición de una segunda voz al canto litúrgico, primero en la forma primitiva de diafonía (superposición a intervalo fijo) y luego mediante el discante, forma más elaborada (dos voces que progresan con movimientos contrarios) o como un organum de vocalizaciones (la voz integrada intercala vocalizaciones entre cada nota del canto litúrgico, extendido a valores largos). En la segunda mitaad del siglo XII, este arte llevó a su apogeo a la escuela de Notre-Dame de París (Léonin, Pérotin), cuya influencia se ectendió en toda Europa. Luego del período del Ars antiqua (c.1240-1300), durante el cual surgieron los primeros géneros polifónicos (motete) y cuyo principal representante fue Adam de la Halle, el Ars nova (siglo XIV) siguió enriqueciendo la escritura polifónica. Durante el Ars nova nació la misa polifónica (Misa de Notre-Dame de Guillaume de Machaut) y se desarrollaron las primeras formas vocales profanas: lai, balada, rondó y, en Italia, madrigal y ballata.

Al tiempo que se desarrollaba la polifonía, la canción monódica experimentó un largo y último destello en el arte de los trovadores y troveros (fin del siglo XI-siglo XIII), perpetuado hasta mediados del siglo XIV por los Minesänger alemanes.

El Renacimiento
Thomas Tallis

Lejos de un hipotético "renacimiento" de la música antigua (perdida desde hacía mucho), la música de los siglos XV y XVI fue una transición entre la Edad Media y la época barroca. De entrada, se afirmó como el apogeo de la polifonía vocal, lo cual muestra el arte complejo de los maestros de la escuela francoflamenca, que se extendió en toda Europa hasta el siglo XVI xon Guillaume Dufay, Johannes Ockghem, Josquin des Prés y Roland de Lassus. Originarios de Picardía y Henao, estos polifonistas nórdicos ejercieron en diversos países, sobre todo en Italia. Su arte se perpetuó en la península (con Giovanni Pierluigi de Palestrina), aunque también en España (Tomás Luis de Victoria) y en Inglaterra (Thomas Tallis). Aislada por la Reforma, Alemania se mostró reacia a las influencias externas y desarrolló un canto religioso que determinaría su evolución musical: el coral.

Aunque durante todo el Renacimiento la misa fue el género principal de la música sacra, el brillo de la polifonía originó formas profanas escritas, las más de las veces, a cuatro voces, como la frottola y el madrigal italianos, o la canción polifónica parisina, encarnada por Clément Janequin, que une la inspiración popular con una escritura compleja.

En el siglo XVI apareció un primer repertorio instrumental, favorecido por el desarrollo de la imprenta, en su mayoría para órgano o laúd. Constituido en un principio por transcripciones de cantos y danzas populares, no tardó en dar lugar a las primeras formas específicamente instrumentales (preludio, toccata, variación, riercare).

Monteverdi
El período barroco

Con el período barroco (c.1600-1750), la música europea experimentó una de sus primeras grandes rupturas. Fue producto de una voluntad de los músicos por sustituir el contrapunto abstracto de los antiguos maestros por un arte dedicado a expresar las pasiones humanas. De entrada, halló su expresión en un género nuevo: la ópera, que nació con Orfeo de Monteverdi (1607). A los rasgos cultos de la polifonía, los barrocos prefirieron la monodia acompañada, más favorable a la expresión de las emociones individuales, que dio lugar a una escritura vocal con frecuencia adornada y atormentada. Ésta se basa en uno de los elementos fundamentales de la música barroca: el bajo continuo (apoyo instrumental ejecutado, a partir de indicaciones cifradas, por un instrumento polifónico como órgano, clavecín o laúd, al cual pueden agregarse uno o varios instrumentos de registro grave, como la viola de gamba y el violonchelo.

La era barroca también dio un impulso decisivo a la música instrumental que, siguiendo el ejemplo de la monodia vocal, desarrolló una práctica solista virtuosa y originó el concierto, la suite y la sonata, defendidos, entre otros, por Antonio Vivaldi, Anrcangelo Corelli y Giuseppe Tartini. Al renovar la polifonía abstracta de los antiguos maestros, aunque sometida a las tensiones expresivas de la época, el repertorio de los instrumentos de teclado (órgano, clavecín) muestra el carácter complejo y riguroso del estilo barroco que, después de Frescobaldi, Froberger, Pachelbel y Buxtehude, alcanzaría su apogeo con Bach.

El estilo barroco nacido en Italia, no tardó en llegar a Alemani (Schütz, Bach, Händel) e Inglaterra (Purcell). La Francia de Luis XIV costituyó una excepción, pues desarrolló. bajo la batuta de Lully, un estilo marcial que contuvo los desbordamientos expresivos (tradición que seguirían Couperin y Rameau).
Mozart

El período clásico

El clasicismo, introducido por los músicos "preclásicos" (como Gluck, reformador de la ópera, y dos hijos de Bach (Karl Philipp Emanuel y Johann Christian), opone a la escritura elaborada del último barroco una búsqueda constante de equilibrio y naturalidad. Esta búsqueda dio lugar a un estilo claro, en que la expresión y la sensualidad prefieren el matiz a la desmesura. El período clásico, que solo duró algunas décadas (c.1750-principios del siglo XIX), estuvo dominado por tres grandes músicos establecidos en Viena: Haydn, Mozart y Beethoven (los dos primeros compusieron gran parte de su obra entre 1760 y fiones de siglo, Beethoven entre 1790 y 1827). Los vieneses dieron preferencia a la música instrumental e hicieron suyas las formas existentes (sonata, concierto, sinfonía), a las cuales confirieron estructuras fijas y rigurosas que servirían de base a gran parte de la música del siglo XIX y principios del XX.
Beethoven

El período clásico no solo estuvo marcado por la constitución de la orquesta sinfónica, que se equlibró y enriqueció con instrumentos poco utilizados hasta entonces (clarinete, trombón), sino también por la aparición del piano, que no tardó en destronar al clavecín y en volverse un eje para el desarrollo del estilo clásico. En la música de cámara, los tres vieneses privilegiaron notoriamente algunas combinaciones (cuarteto de cuerdas, dúo de violín y piano), apreciadas por su homogeneidad y equilibrio. Surgido del "estilo galante" adoptado por Haydn y luego por Mozart, el clasicismo adoptaría en las últimas obras de Mozart una expresión atormentada (Sturm and Drag, "tempestad e impulso") y, en Beethoven, lindaría con el naciente romanticismo, junto con el cual constituiría gran parte del repertorio tradicional del concierto.

El siglo XIX

Si bien en música el romanticismo solo abarcó las décadas de 1820 y 1860, sus propuestas estéticas y filosóficas imprimieron su marca a todo el siglo XIX e influyeron incluso a algunos músicos de principios del siglo XX (Mahler, R.Strauss, Rachmaninof). Al afirmar los derechos del individuo y la primacía de las emociones sobre la razón, el romanticismo produjo una expansión sin precedentes de los medios expresivos: lirismo melódico, armonías tensas, amplio aprovechamiento de los recursos instrumentales (el piano y la orquesta alcanzaron su máxima extensión). También amplificó de manera espectacular las formas clasicas (ópera, sinfonía) y cultivó formas rapsódicas que pudieran expresar libremente la imagianción del compositor (piezas de carácter para piano, ciclos de lieder, poemas sinfónicos, oberturas).

Wagner
Nacido en Alemania a principios del siglo XIX, el romanticismo musical comenzó a mostrarse en la obra tardía de Beethoven y de Schubert, así como en las óperas de Weber (El cazador furtivo, 1821). Sus grandes representantes surgieron de la generación de músicos nacidos en las dos priemras décadas del siglo: Berlioz, Liszt, Chopin, Schumann, Verdi, Wagner. El romanticismo prefería expresarse en la música para piano, el lied germánico o la melodía francesa, la ópera y la orquesta, en que también se manifestaban los cambios sociales ligados al desarrollo del público burgués, que cultivaba tanto el salón artístico (piano, dúo de canto y piano) como la salida mundana (concierto, ópera).

La segunda mitad del siglo estuvo ampliamente dominada por la personalidad de Richard Wagner, que influyó poderosamente en la mayoría de los músicos de la últimas décadas, y cuyo único contrapeso fue el género lírico y dramático de Verdi (que no escapó a su influencia). La fiebre nacionalista, que subyace bajo la obra de Wagner y los maestros de las escuelas históricas (Brahms en Alemania, Bizet o SAint-Saëns en Francia, Puccini en Italia), y que animó a los pueblos europeos a fines de siglo, suscitó uno de los mayores fenómenos de la música decimonónica: la aparición de las escuelas "nacionales" en torno de las grandes naciones occidentales, sobre todo en Europa Central (Smetana, Dvórak), Rusia (Tchaikovsky, Músorgski) y Escandinavia (Grieg).

El siglo XX

Debussy
El siglo XX marcó importantes rupturas tanto en la música como en las otras artes. La música de las primeras décadas, de un refinamiento extremo, ya mostraba una clara tendencia a transgredir las leyes fundamentales del sistema tonal (ya mermadas en la armonía compleja de Liszt o de Wagner) y a evadir las grandes formas que se le asocian. Ya socavados en diversos grados en Debussy, Ravel, Stravinski, R.Strauss o Bartók, los fundamentos de la tradición clásico romántica fueron cuestionados abiertamente por los pioneros de la música moderna, como Edgard Varèse y Arnold Schönberg. Seguido por sus alumnos Alban Berg y Anton von Webern, con los cuales formó la escuela de Viena, Schönberg rompió desde 1908 con el sistema tonal (atonalidad) y a partir de 1920 empleó el serialismo, sistema de composición basado en el uso de 12 sonidos de la gama cromática (dodecafonismo), liberados de la jerarquía tonal.

Stockhausen
Mientras que algunos compositores (Dmitri Shostakóvich, benjamin Britten) permanecieron fieles a la tonalidad, la ruptura iniciada por la escuela de Viena fue profundizada tras la guerra por los representantes de la vanguardia (Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen, Luciano Berio, Luigi Nono), que llevarían al serialismo a sus últimas consecuencias. Los años de la posguerra estuvieron marcados por el desarrollo de la música electroacústica (explorada por Stockhausen y Pierre Schaeffer), que no ha dejado de aprovechar los avances tecnológicos. Con el agotamiento del serialismo, y a pesar del desarrollo hasta 1980 de diversas corrientes (de la música aleatoria de John Cage a la música repetitiva de Steve Reich y Phillip Glass), la música "contemporánea" no ha podido oponerse a una creciente división en lenguajes personales (como los de Iannis Xenakis, György Ligeti, Witold Lutoslawski). Al lado de lo que algunos musicólogos ya denominaban la "tradición moderna", surgió a partir de los años 1980 una corriente "posmoderna" que, bajo diversas formas, busca restablecer la continuidad histórica, a menudo reconciliándose con algunos aspectos de la tonalidad y aprovechando las experiencias de la modernidad.

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