martes, 19 de marzo de 2013

HISTORIA / Los olmecas

A los olmecas se les considera, hoy, la primera civilización americana, surgida a fines del segundo milenio a.C. y desaparecida cerca de un milenio más tarde. Ocupaban las pantanosas tierras bajas del sureste de México, flanqueando el mar Caribe. Los peces y los pájaros acuáticos complementaban su dieta, que se basaba en el maíz, cultivado mediante el método de tala y quema, así como en perros y pavos domésticos. No se les conoce grandes ciudades, y la población vivía por lo general en pequeños asentamientos agrícolas situados alrededor de los principales centros ceremoniales; los tres más conocidos son San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes.
 
Los olmecas destacaron por su arte, que va de esculturas monumentales en piedra, halladas en todos los centros importantes, a la pintura mural y delicadas figuras de barro o de jade. Esculturas olmecas típicas son las enormes cabezas de basalto, de más de tres metros de altura, con bocas fruncidas y labios gruesos, y cascos ceñidos, mientras que otro tema recurrente es el hombre-jaguar (la transmutación del hombre y el jaguar).
 
Hombre-jaguar
Aún no se comprende del todo la organización de la sociedad olmeca, pero estaba claramente diferenciada, con una elite que controlaba una red comercial de materiales muy apreciados como el jade y la obsidiana. Los artesanos debieron ser especialistas, probablemente mantenidos por la elite. Tal vez sea mérito de los olmecas la invención de la escritura y de la técnica para registrar fechas del calendario, durante mucho tiempo atribuidas a los mayas, ya que se han encontrado ejemplos en el asentamiento olmeca tardío de Tres Zapotes.

Fuente: "Descubrimientos arqueológicos históricos", Ruth Whitehouse y John Wilkins, 1997.

HISTORIA / Los incas

"La ciudad perdida de los incas", Machu Picchu, situada en
una alta montaña de los Andes peruanos, encima del río
Urubamba, fue redescubierta por Hiram Bingham en 1911.
Sin duda la más grande y poderosa unidad política de toda la América precolombina, el imperio incaico fue, paradójicamente, menos desarrollado en algunas áreas que otras civilizaciones más antiguas: la ciudad no era el asentamiento corriente, y no se conocía la escritura. Aun así, el imperio, establecido durante el período comprendido entre 1438 y 1476, se extendía desde el río Maule, en el sur de Chile, hasta el sur de Colombia (unos 4.200 kilómetros), y tenía una población de unos seis millones de personas de distintos grupos étnicos.
 
La administración altamente centralizada de este vasto imperio constituye un logro extraordinario. Fue dividido en cuatro partes, o chuyos (suyos), y gobernado desde Cuzco, la capital, a través de una pirámide jerárquica de administradores. En el vértice estaba el propio emperador, mientras que debajo de él, en orden descendente, estaban los prefectos de los cuatro chuyos, los gobernadores de las provincias, funcionarios menores y, finalmente, encargados de grupos de entre 50 y 100 familias. La mayor parte de los puestos administrativos eran hereditarios. Cada unidad social del imperio, hasta la más pequeña, tributaba en la forma de servicios laborales; éstos podrían traducirse en el cultivo de parcelas de terrenos del Estado, la construcción pública o el servicio militar. Todo este elaborado sistema, incluidos los censos y los registros de la tributación, se mantenían sin la utilización de la escritura; los datos se registraban en quipus, objetos mnemónicos de cuerdas anudadas que interpretaban especialistas. Este sistema de administración lo facilitaba una impresionante red de carreteras (para hombre a pie o montados… no habían vehículos de ruedas) con estaciones de paso y corredores de fondo.
 
Qhapaq ñam, el camino que unía el imperio
Los incas adoptaban muchas de las infraestructuras políticas, sociales y religiosas de los pueblos que conquistaban. Donde encontraron centros establecidos, asumieron su dirección, pero el modelo de asentamiento incaico no era realmente urbano. La mayoría de la gente vivía en aldeas, y el centro administrativo típico solo albergaba una población relativamente pequeña de funcionarios y personal de apoyo. Sin embargo, se imponía la lengua quechua a todos los pueblos conquistados y, en la actualidad, cinco sextas partes de los indios andinos hablan el quechua.
 
El emperador tenía muchas propiedades y objetos personales, pero ninguno de éstos podía ser heredado por su sucesor; permanecía bajo propiedad del rey difunto y solo se podía usar para mantener en buen estado su momia y para perpetuar su culto. Por consiguiente, cada emperador tenía que acumular su propia tierra y otras propiedades para mantener su propio estilo de vida y recompensar a sus seguidores. Se ha sugerido que esta extraordinaria regla hereditaria fue el motor que impulsó la inexorable expansión territorial de los incas.

La religión incaica era básicamente una forma de culto a los ancestros, siendo los emperadores muertos ancestros especialmente honrados: las momias se mantenían en buen estado y estaban presentes en las ceremonias importantes. La religión oficial del imperio, el culto al dios solar Inti, era, en realidad, el culto al ancestro divino de la dinastía reinante. Otras deidades conformaban el panteón de dioses. Las ceremonias religiosas eran numerosas y elaboradas; por lo general se sacrificaban animales, pero el sacrificio humano se practicaba muy rara vez ya pequeña escala.
 
Pizarro y los incas
En 1532, solo 168 españoles, liderados por Francisco Pizarro, pusieron fin sin dificultades al imperio incaico, debilitado por una guerra civil y por los efectos devastadores de las enfermedades importadas de Europa. La administración incaica era ideal para ser controlada por unos pocos: Los españoles no tuvieron más que deponer a la elite gobernante y asumir el poder.

Fuente: "Descubrimientos arqueológicos históricos", Ruth Whitehouse y John Wilkins, 1997.

lunes, 18 de marzo de 2013

HISTORIA / Los aztecas


"La gran ciudad de Tenochtitlán", Diego Rivera
Los aztecas florecieron desde alrededor del 1300 hasta la Conquista española, en 1520. Su origen es oscuro, en parte porque destruyeron deliberadamente sus propios registros, pero empezaron a destacar en la historia con la fundación de su capital, Tenochtitlán, predecesora de Ciudad de México, sobre el lago Texcoco, en 1345. La formación de la Triple Alianza (con otros dos centros políticos, Texcoco y Tlacopán) en el siglo XV les permitió una grane expansión, y hacia comienzos del siglo XVI los aztecas ya habían impuesto su hegemonía sobre la mayor parte de México actual. Su imperio que cubría un área de unos 300.000 kilómetros cuadrados, subsistió mediante un sistema de tributación más que de control administrativo directo, y dentro de él algunas ciudades-Estado fueron capaces de mantener un considerable nivel de independencia. Tenochtitlán, la capital, podría haber albergado a unos 250.000 habitantes, lo que la hace más grande que algunas capitales europeas de hoy. Fue una ciudad extraordinaria.
 
La base de la subsistencia de los aztecas, como de otras civilizaciones mesoamericanas, fue el cultivo del maíz. En Tenochtitlán se utilizaba un sistema de gran rendimiento conocido como chinampa, mediante el cual se recogía cosecha tras cosecha en rápida sucesión de esteras de vegetación cenagosa ancladas en aguas poco profundas y cubiertas de lodo fértil. También cultivaban alubias, chayote, boniato, amaranto en grano, mandioca, aguacate, tomate, cacao y diversas frutas. Asimismo cultivaban una variedad de plantas alucinógenas, y algodón y maguey por sus fibras, y árboles de caucho. La carne provenía del venado, el pecarí y las aves acuáticas, así como el pavo y el perro domesticados. 

Quetzacoatl
El comercio se basaba en mercados formales regulados por cada comunidad y situados en centros por todo el imperio. El mayor estaba en Tlatelolco, la zona norte de Tenochtitlán. Según el propio Cortés, el conquistador español, era un lugar colosal, espléndido y colorido, atendido por unas 60.000 personas cada día. En él había exposiciones bien dispuestas con todos los productos existentes en el mundo azteca, y tanto los precios como las prácticas eran cuidadosamente vigilados por funcionarios.
 
La sociedad azteca se caracterizaba por un sistema de clases claramente definido. En lo alto estaba la  clase gobernante y debajo estaban los plebeyos u hombres libres. Debajo de éstos los sirvientes y, en la base, los esclavos. Todas las clases tenían derechos legales definidos y era posible cierta movilidad mediante el servicio al Estado, militar o mercantil.
 
El aspecto de la sociedad azteca que más chocó a los conquistadores españoles fue la práctica generalizada del sacrificio humano. La religión azteca era regulada por el calendario y dominada por el sacrificio, que se consideraba necesario para garantizar la continuidad del mundo e, incluso, la salida diaria del sol. Una ocasión especial, como la consagración de un templo, requería un gran número de sacrificios: se cree que en solo cuatro días, durante la consagración del Gran Templo de Huitzilopochtli, en Tenochtitlán, se sacrificó la increíble cifra de 20.000 víctimas; a cada una de ellas se les abría el pecho con un cuchillo de piedra y, rápidamente, se le extraía el corazón aún latiente. La demanda de víctimas propiciatorias desencadenó guerras cuyo único propósito era obtener cautivos que dedicar al sacrificio, como las llamadas “Guerras Floridas” de mediados del siglo XIV. En la actualidad es habitual deplorar la destrucción de culturas nativas por los imperialistas europeos. Sin embargo, es difícil no compartir la repulsión que los españoles sintieron por este aspecto particular de la cultura azteca.

Escaleras del templo de Huitzilopochtli (2003)
Fuente: "Descubrimientos arqueológicos históricos", Ruth Whitehouse y John Wilkins, 1997.

domingo, 17 de marzo de 2013

HISTORIA / Los mayas

Pirámide escalonada de Chichén Itzá
La civilización maya de la península del Yucatán, en el sur de México y en la selva Petén de Guatemala, fue la más extensa de las tempranas civilizaciones mesoamericanas. Durante el período formativo, los mayas estuvieron bajo la influencia de la cultura olmeca y, más tarde, estuvieron en contacto con Teotihuacán, cuya influencia decayó solo después del año 450.
 
La civilización maya alcanzó su apogeo entre el 300 y el 900. Entre los asentamientos mayas más importantes están Tikal, Uaxactún, Altar de Sacrificios, Palenque y Copán. Hasta hace poco se creía que eran centros ceremoniales y las residencias permanentes de la elite, con la población campesina dispersa en el campo y congregándose en los centros solo para los festivales religiosos. Sin embargo, trabajos más recientes han demostrado que al menos algunos centros, como Tikal, albergaron a grandes poblaciones, aunque ninguno al nivel de Teotihuacán. De forma similar, aunque durante un tiempo se creyó que los mayas dependían de la agricultura de tala y quema, hoy se sabe que también empleaban métodos de cultivo más intensivos.
 
Códice maya
La sociedad maya era claramente diferenciada, con una elite que movilizaba una vasta cantidad de mano de obra para la construcción de enormes monumentos ceremoniales y que dotaba sus entierros de objetos prestigiosos hechos de materiales exóticos como el jade y la obsidiana. Los mayas desarrollaron la escritura jeroglífica, que podemos apreciar en estelas elaboradamente talladas y en otras superficies pétreas, como la "Escalera Jeroglífica" en Copán, que tiene unos 2.500 jeroglíficos tallados en sus 63 escalones. También desarrollaron un complejo sistema calendario basado en cálculos astronómicos de sorprendente exactitud.
 
La civilización maya desapareció de forma brusca cerca del año 900, fecha que, tradicionalmente, marca el fin del Período Clásico del desarrollo mesoamericano.

Fuente: "Descubrimientos arqueológicos históricos", Ruth Whitehouse y John Wilkins, 1997.